Fragmentos escondidos
Fragmentos escondidos es un retrato interpretativo de mi abuela, pero también una exploración íntima de aquello que la mirada calla y el gesto revela. No se trata de una representación literal, sino de una construcción emocional a través del trazo. En este dibujo cada arruga es más que detalle: es testimonio. Cada sombra del rostro, cada textura del sombrero, cada pliegue de la ropa, está trabajado como si contuviera un recuerdo propio o heredado. Este rostro ha visto mucho, ha sentido en silencio y ha resistido sin pedir ser contado.
La obra habita entre lo evidente y lo velado. Lo que vemos es su expresión, pero lo que nos toca son sus fragmentos escondidos: la historia que no dijo, el dolor que no mostró, la ternura que expresó con otras formas. El uso del grafito, sobrio y directo, potencia esa sensación de presencia viva, sin adornos. La luz no embellece, revela. El encuadre cercano y frontal no busca distancia: interpela.
Este retrato es, en el fondo, un intento de acercarme a lo que ella fue más allá de los vínculos familiares. Una forma de honrar su rostro sin idealizarlo, de reconocer que en su humanidad había dureza y dulzura, fuerza y vulnerabilidad. Fragmentos escondidos es eso: lo que no se dice, pero está.
29,7 × 42 cm (11.69 × 16.54 in)
Grafito / Cartulina
2018